¡Vaya días! Entre las rebajas, las luces de navidad y las pocas luces de algunos que no se encienden ni para Año Nuevo, ando contando las uvas. Otro año que nos van a dar las uvas, sin ser profesionales. Al menos eso acaba de anunciar Irene Lozano, que ya si eso, para el año que viene.
Yo sé que el Covid nos ha dejado fuera de combate a nivel global. La economía y la sociedad del planeta tiembla y se resquebraja por momentos, mientras las que tenemos la suerte de vivir en un país que garantiza el máximo de garantías sociales vemos como otros caen en un abismo muy oscuro.
Argentina ha decretado días de luto nacional, no por las miles de muertes, o porque Quino nos dejara con sus tiras de Mafalda para siempre. Ha sido por la muerte de Maradona. Cuando se mueren los mitos, el Olimpo tiembla. Y aquí, una futbolista joven, Paula Dapena, que decidió negarse a guardar el minuto de silencio y después de decir muchas verdades, ahora la acosan en las redes sociales y recibe amenazas de muerte. ¿Ven cómo estamos para cantar villancios? Yo me declaro fan de la joven jugadora. Ha mostrado tanta coherencia en sus palabras y en su acto solitario y consciente. Se sentó en el césped del feminismo y nos garantiza que hay relevo. Que hay mujeres que no se venden y que defienden lo que de verdad importa.
Paula no creo que lo sepa, pero se ha convertido en una referente. Más mujeres jóvenes como ella se necesitan y se esperan como los regalos de Navidad. Un poco de frescor y de determinación en un mundo deportivo que venera ciego a un personaje y que le perdona su desmedida locura y violencia.
Inmortal el mito. Venerado. Oí en la radio estos días «Maradona es pueblo». ¿Qué pueblo exactamente? No les voy a descubrir nada que no sepan sobre la vida y milagros de Maradona. Pero sí me quiero parar en nuestra construcción de mitos y referentes. En cómo buscamos esas personalidades a emular y que son capaces de inspirarnos. La vida está llena de ellos y de pocas ellas. A nosotras nos falta esa parte de la memoria histórica de las grandes gestas femeninas.
Por eso, cuando salió ‘Gambito de Dama’, la serie de la que todo el mundo habla y que ha llevado a la vida cotidiana de 62 millones de personas el mundo del ajedrez, tengo que reconocer que caí en el aplauso y en la veneración. Ven, hasta en la ficción podemos ser maravillosas y despertar pasiones. Da igual que el personaje no sea real. La venta de tableros de ajedrez se ha disparado y las incorporaciones a jugar en línea o en las federaciones de ajedrez se multiplican en números nunca vistos. La FIDE cree que más de 20 millones de personas se habrán inscrito por primera vez en alguna federación antes de que nos comamos las uvas.
Impresionante la apuesta de Netflix y grandioso el resultado. Crear referentes es mágico. Necesitamos espejos donde mirarnos para poder construirnos. Por eso, lo que realmente importa es, ¿a quién miramos cuando buscamos ese reflejo a imitar?