Nada. Ni el cambio climático ni las relaciones y los pactos. Tenemos que aprender a crear alianzas y abrir espacios para que entremos con paso firme y sin complejos. Las mujeres nos hemos revelado y estamos reclamando la mitad de todo. Un reparto equitativo de espacios y de presupuestos. Queremos estar en las políticas, porque afectan a nuestra vida cotidiana. Ya hemos cumplido con las responsabilidades y los retos de conseguir los mismos puestos. Ahora es tiempo del reparto.
La juventud viene pisando fuerte y no callará en este deseo de tener un futuro mejor, porque se lo merecen. El planeta y los recursos les pertenecen y es nuestro deber pensar más allá de un ombligo egoísta que no ha sido capaz de poner sobre la agenda la urgencia de la emergencia climática. Este planeta se está transformando y los escenarios son muy desoladores sino nos ponemos manos a la obra y sin dilación.
Las pensiones, la precariedad, la exigua natalidad que va unida a esos salarios de miseria que no nos permiten una vida digna. Se acabó. Se acabaron los juegos de malabares y de teatros políticos jugando con los calendarios sin llegar a acuerdos.
Ya nada será como antes. Para los derechos conquistados y para los que nos quieren seguir manteniendo alejados de las leyes y de compromisos internacionales. Aquí hay que ponerse a trabajar. A alejarnos de las excusas y a apostar por un compromiso real para estos desafíos que nos impone una era digitalizada y llena de información.
Dejémonos de chorradas, que el tiempo apremia y este futuro que deseamos para todas las personas que convivimos en este planeta, tenga un presente orgulloso. Estamos cansadas de noticias lamentables con muy poca altura de la realidad. Somos diversas y tenemos que entendernos y repartir esos espacios. El país, este que nos gobierna en funciones, necesita leyes que no se tramitan, acuerdos que no llegan y una hoja de ruta sobre la igualdad. Con modos de implementación y presupuestos. Necesitamos mirarnos con orgullo, y vamos a conseguirlo. Porque aquellos que no son capaces de ver más allá de sus intereses, fracasarán.
Vuelvo al deporte, a comentar la lamentable rueda de prensa de la ganadora del Tour de Francia, cuando sólo un periodista cubría la noticia. Y ésta, se transformó en la ausencia de periodistas para cubrir a una campeona llamada Marianne Vos.
Tenemos encuestas absurdas y tendenciosas sobre quien es más listo, más fuerte y cree que tiene más poder. Estamos cansadas de este sistema que nos excluye, de estos políticos que no saben de pactos y repartos. De leyes que no se cumplen o de leyes obsoletas. Ya nada será como antes, así que más les vale que se apunten al presente, que aprendan que las alianzas son algo más que unas pegatinas de naciones unidas. Que la corrupción, en todas sus formas, debe salir del sistema.
Necesitamos ser de otra manera. Inventarnos nuevas palabras y aprender el significado de otras de nuevo. Nosotras seguiremos demandando la mitad de todo, y su control para poder hacer los cambios que necesitamos. No se aferren a las viejas inercias. Nada es como antes.