He tenido la oportunidad de hablar con Sandra Sánchez hace poco. Además de asociada, nos empezamos a caer bien en cuanto hablamos por teléfono la primera vez, cuando hicimos el foro de mujeres deportistas.
Estábamos de acuerdo en que había que contar muchas cosas para poder mejorar la carrera de las deportistas. Estaba encantada de venir, y al final no pudo ser, pero tendremos otra ocasión pronto. Esta vez, llamé para felicitarla por la medalla de bronce del campeonato de Paris.
Era todo emoción. hablamos antes de coger el avión. Y entonces le pedí que me escribiera un relato de cómo se sentía. Sandra, es todo amor y pasión, un ser maravilloso y humilde.
– No se qué escribir, Mar.
Yo escucho estas palabras llenas de pudor. Estoy ante una mujer a la que admiro muchísimo. Tiene en sus manos y en sus katas, demasiada sabiduría y años de trabajo y esfuerzo. Hay mucha historia que contar y sentir antes de cada medalla conseguida.
Miro la gran sonrisa que siempre viste, menos cuando está en el tatami y le digo que me escriba una carta. Pero no a mi. Que si pudiese encontrarse con la pequeña Sandra, qué le contaría. Un viaje en el tiempo para poder escucharse a ella misma.
Esta es la carta para una pequeña Sandrita que bajaba a hacer Karate con un hulla-hop y encontró el Do, el camino y el Amor. Así se sueña, pequeña Sandra.
ERAS, ERES Y SERÁS!
Ni te imaginabas estar aquí… tú, que no levantabas un palmo del suelo y con solo 4 años llorabas porque sólo querías estar donde estuviera tu hermano, tú esa niña con coletas que disfrutaba de la clase de karate porque te encantaba bajar con tu hulla-hop y jugar los últimos 5 minutos. Tú, pequeña “Sandrita” nunca has dejado de divertirte, haciendo lo que más te gusta: Aprender… Pasaron los años de entrenos, de sudor y de risas…Sí,
pequeña Sandra te has hecho mayor y sigues yendo cada día a entrenar, ahora sin tu hulla-hop pero con la misma ilusión que aquella niña bajaba para hacerse cada día mejor, porque le entusiasmaba aprender …siempre queriendo saber más y más.
Nunca abandonaste, porque a pesar de perder campeonatos nunca te importó, vivías admirando a tu maestro Javier, que te enseñaba el significado del Do (camino), te enseñaba el verdadero significado de dar sin esperar nada a cambio, y te lo enseñaba como mejor se aprende, sin palabras, con los hechos…sus acciones le definen por su gran corazón y eso a ti te hacía crecer como persona, queriendo ser siempre un poquito mejor…y perder o ganar dejaba de importar.
En el camino, el Karate te hizo madurar, la vida te puso en situaciones que no debería poner, pero que supiste enfrentar y te hicieron aún más fuerte, te hicieron ser quien eres …pero pequeña Sandra el karate te dio lo mejor … el amor… como en la más curiosa de las películas, allí estaba él, tras mil intentos accedía a entrenarte, y aquel quien tu pensabas que era el mejor, era de repente tu entrenador… te tendió la mano y confió en ti, te hizo creer en ti, y días tras día ibais cultivando algo, deportivo y personal. No importaba cuantos decían que no llegarías, él decía que no pararía hasta hacerte campeona, y decidiste dejar de escuchar a lo demás, para sólo escucharle a él. Aún te despiertas por las mañanas dándote un pellizco para comprobar que todos estos sueños son realidad, sí, ahí está él, Jesús del Moral, tu chico, dispuesto hacerte sufrir un día mas en los entrenos y dispuesto hacerte la chica más feliz del infinito.
Ahora estas aquí pequeña Sandra “llaverito” como te gusta que te llamen, por lo que significa para ti, ahora estas aquí luchando por un sueño olímpico, y no sabes que pasará, pero sabes que la meta no está escrita, sabes que la recompensa esta en el camino, como hasta ahora. Sigue luchando por tus sueños, sigue queriendo ser una mejor versión de ti misma, sigue queriendo competir contra la única persona que debes hacerlo, TÚ, porque esa es la esencia que te hace ser quien eres.
Y en el 2020 te diré, estés donde estés…sigue recorriendo el camino como lo hiciste hasta ahora. Nunca pierdas las ganas de aprender.