Una de las demandas más frecuentes que recibimos por parte de deportistas y miembros del STAFF está relacionada con la ansiedad competitiva. Suele venir formulada como “no quiero sentir nervios”, “me siento insegura si me noto nerviosa”, “quiero que mis deportistas estén tranquilas/os – sin nervios – en competición”.

Todo lo contrario a la realidad. ¡Los nervios son necesarios en competición! Y, además, nos ayudan a dar nuestro máximo rendimiento.

Aclaremos conceptos:

Cuando hablamos de nervios en competición, solemos confundir fácilmente conceptos muy parecidos e interrelacionados como son: activación, estrés y ansiedad. Imaginad a una piragüista de modalidad sprint que compite en 500 m: La activación sería la energía que necesita para remar su prueba de forma óptima (ni por encima ni por debajo). El estrés aparecería cuando percibe un desafío o amenaza en la regata y reacciona movilizando todos sus recursos para hacerle frente (subir ritmo, diálogo positivo, confianza…). Si siente que no tiene los recursos suficientes, aparece la ansiedad, que puede ser cognitiva (preocupaciones) o somática (“nervios”).

Cada una nos pretende ayudar de una forma, tiene una función. La activación nos da energía, el estrés nos ayuda a movilizar recursos y la ansiedad (que incluye activación y estrés) nos ayuda a prevenir futuros daños y a encontrar los recursos que no tenemos o no sentimos que tenemos en este momento. Cuando estas variables se encuentran en su rango óptimo, es cuando las y los deportistas dicen estar “EN ZONA”, en su “PRIME” o en “FLOW” y alcanzan su mejor rendimiento. Cada deportista tiene una rango personal, ajustado a sus características únicas, deporte y prueba.

La psicología deportiva y sanitaria te ayuda a conocer cuál es tu rango y cómo llegar a él, a través del entrenamiento mental, facilitando alcanzar tu mejor rendimiento bajo presión.

Canaliza “tus nervios” a tu favor.

Hay una frase muy popular que dice: “Ten cuidado en cómo miras el mundo porque el mundo será como lo mires”. Cuando hablamos de variables como la presión o la frustración, nos aporta un punto de reflexión muy interesante. Nuestra forma de pensar en la competición, en los resultados, en los procesos, en nuestra evolución o en nosotras mismas no solo determina las emociones que sentimos, sino también cómo actuamos, y viceversa.

Conceptos como el fracaso, el éxito, el talento, el esfuerzo o incluso la forma en que definimos nuestros objetivos pueden afectar al modo en el que valoramos nuestras capacidades y progresos. Afectan a nuestra mentalidad.

Según la Teoría de las Mentalidades de la psicóloga estadounidense Carol Dweck, si estos conceptos están mal definidos pueden llevar a sentir una mayor presión subjetiva, mayor frustración ante la falta de resultados o resultados no ideales y niveles elevados de estrés/ansiedad. Además, nos afectará a la regulación emocional, la autoestima, a la capacidad de mejora y abandonaremos más fácilmente. Es decir, nuestra mentalidad nos limitará en el camino a nuestros objetivos, independientemente de nuestro talento inicial.

En cambio, si estos conceptos están bien definidos nos ayudan a enfrentar los desafíos con mayor resiliencia, capacidad de trabajo, aprendizaje, apoyo de nuestro entorno, autoestima, y perseveraremos en lugar de abandonar. Es decir, nuestra mentalidad nos potenciará en el camino a nuestros objetivos, independientemente de nuestro talento inicial.

Desde la psicología deportiva y sanitaria, te ayudamos a construir una mentalidad resiliente que te ayude a sacar tu mejor versión en cada etapa de tu trayectoria deportiva o profesional y, especialmente, bajo presión.

La mente también entrena y también compite.

En muchas ocasiones, las lesiones deportivas provocan estados de irritabilidad, hostilidad, ansiedad, desánimo, tristeza, siendo habituales las preocupaciones, dudas, desesperación, pensamientos negativos de todo tipo y sensaciones de impotencia, indefensión e inutilidad.

La recuperación de lesiones requiere tiempo, dedicación y esfuerzo, resistencia al dolor y a la frustración, lo que supone un sobreesfuerzo físico y psicológico, y que hace de la recuperación una actividad muy estresante.

La psicología puede contribuir en diferentes fases (Buceta, 1996):

1.- A regular el impacto emocional que puede tener la/el deportista ayudándole a afrontar situaciones como la hospitalización o intervenciones quirúrgicas.

2.- A afrontar posteriormente las tareas de recuperación o rehabilitación proporcionando estrategias motivacionales, en la mejora de su autoconfianza o en la optimización de la propia recuperación.

3.- Puede ayudar a enfrentarse a la vuelta a los entrenamientos y a la competición, situaciones que para muchas/os deportistas es estresante y donde afloran miedos a volver a lesionarse.

4.- Puede ayudar a deportistas que están lesionados pero que por exigencias de la competición tienen que seguir rindiendo o no se han recuperado al 100% o sus lesiones no son graves.

5.- Puede ayudar en caso de que la lesión le impida al/a la deportista volver a su deporte, a poder transicionar a otro deporte o a la retirada deportiva.

No estás sola. Te acompañamos en cada fase.

Sabemos que el proceso de retirada del deporte es una de los transiciones más difíciles por las que puede pasar una deportista después de haber dedicado su tiempo, su infancia, juventud e incluso adultez temprana a la consecución de sus objetivos deportivos, prioritariamente por encima de otros objetivos académicos, laborales y/o personales. En este proceso, se compromete su identidad personal y social, su proyecto de vida futuro y su salud mental.

De esta manera, aquí el trabajo psicológico que realizaremos es de acompañamiento a las deportistas. Es un trabajo de preparación hacia un nuevo proyecto de vida y prevención, a través de herramientas y estrategias de afrontamiento en el caso de una retirada voluntaria, o de contención y regulación de emociones como la ira, frustración, ansiedad o procesos depresivos y de búsqueda de soluciones, en el caso de que la retirada sea involuntaria (razones familiares, problemas de relación con entrenadores, lesiones, problemas económicos, burnout, etc.)

No hay un único modelo de retirada, debe construirla cada deportista. Nosotras te acompañamos en todo el proceso.

Equilibrar el tiempo entre entrenamientos, competiciones, estudios, trabajo, vida personal y/o familiar puede considerarse en sí mismo otro deporte de alto rendimiento.

Desde la psicología deportiva y sanitaria, te ayudamos a desarrollar habilidades de gestión del tiempo adaptadas a tus necesidades y objetivos. A través de estrategias personalizadas, buscamos que logres un equilibrio dinámico y saludable entre las diferentes facetas de tu vida.

La gestión eficiente del tiempo es una habilidad imprescindible en la trayectoria deportiva o profesional con numerosos beneficios emocionales, sociales y en el rendimiento, especialmente en el contexto de la carrera dual (deporte + estudios/trabajo).

Una gestión adecuada del tiempo permite que la persona se desarrolle en más de un área, construyendo una identidad más completa y sólida así como un entorno social más rico y diverso, refuerza la autoestima, la confianza y la satisfacción personal. Además, disminuye el estrés, los problemas ansioso-depresivos, la incertidumbre por el futuro tras la retirada deportiva y el riesgo de pérdida de identidad. También mejora la capacidad para afrontar situaciones adversas como el fracaso, las lesiones, la no selección o la retirada deportiva, ya sea voluntaria o involuntaria.

Una buena gestión del tiempo es clave en el presente y una inversión segura a futuro.

La lucha por objetivos deportivos o profesionales puede convertirse en un camino hacia el agotamiento físico y emocional si no incorporamos prácticas adecuadas de autocuidado. Es fácil perder de vista que no solo se trata de entrenar o trabajar más y más sino de hacerlo mejor, respetando la necesidad de equilibrio entre las exigencias deportivas o profesionales y las vitales, y los momentos de recuperación. Es frecuente que el agotamiento en el deporte o el trabajo se relacione con el síndrome de sobreentrenamiento o el síndrome de burnout.

El síndrome de sobreentrenamiento es un estado de fatiga crónica que se origina como resultado de una recuperación insuficiente entre sesiones de entrenamiento de alta intensidad o volumen. Es esa línea fina entre llevar nuestras capacidades al máximo y sobrepasarlas, lo que puede estancar o incluso reducir nuestro progreso y rendimiento.

El síndrome de burnout o síndrome de “estar quemada” es un estado de agotamiento total a nivel físico y psicológico que incluye entre otros síntomas: fatiga crónica, irritabilidad, desilusión, pérdida de disfrute, pérdida de motivación, menor rendimiento o pérdida de confianza y autoestima. Aparece cuando las demandas superan los recursos que percibimos tener para afrontarlas y, si no se gestiona, puede incluso llevar al abandono deportivo o profesional.

Ambos síndromes tienen algo en común: son señales de que el cuerpo y la mente necesitan atención y equilibrio. El objetivo es mantenernos en ese rango en el que el estrés impulsa nuestro progreso, pero no lo desborda, permitiéndonos rendir al máximo sin comprometer nuestra salud, sea cual sea nuestra área o rol.

Desde la psicología deportiva y sanitaria, te acompañamos a identificar las primeras señales de agotamiento y a construir estrategias de autocuidado adaptadas a ti. Entrenamos habilidades para gestionar recursos, establecer rutinas efectivas de descanso y optimizar tu bienestar integral.

Cuidarte no solo es clave para tu energía y rendimiento en el presente, sino también para construir una trayectoria deportiva o profesional sostenible y longeva.

Saber regular nuestras emociones no es esconderlas, ni suprimirlas, es reconocerlas y manejarlas del modo más adecuado que podamos. Debemos entender que estar bien o mal no es una emoción, sino una mezcla de emociones, sensaciones físicas y pensamientos que dan lugar a un estado emocional concreto (González, 2020).

Estos estados emocionales son muy particulares en cada una de nosotras y debemos conocerlos profundamente para poder reconocernos, y así conseguir modular la respuesta a ese estado hacia otro estado que nos ayude a sentirnos más seguras, con más confianza, en equilibrio, en nuestra zona óptima para rendir mejor o para sentirnos mejor con nosotras mismas, y afrontar con más calma y salud nuestra vida cotidiana.

Nuestra forma de trabajar la regulación emocional será a través de la Teoría Polivagal de Porges con la que podemos entender cómo estos estados impactan en nuestra salud mental y la aplicaremos bajo el entrenamiento de ejercicios polivagales de Deb Dana.

Si tienes ganas de conocerte mejor y en profundidad, es el momento de ponerte en marcha.

Si has pasado o estás pasando una situación o situaciones en la que se está haciendo daño a tu integridad y a tu dignidad personal, donde hay un perjuicio a tu salud mental, física y emocional, el punto más importante que hay que tener en cuenta para poder abordarlas es DEJAR DE GUARDAR SILENCIO y buscar AYUDA.

Si sientes que está afectando a tu rendimiento, a tu vida diaria, a los estudios y experimentas desconexión de ti, miedo, vergüenza, culpa por permitir la situación, asco, rabia, etc. No dudes en PEDIR AYUDA.

Cualquier persona que sea víctima de bullying, acoso o violencia sexual, o cualquier persona que tenga conocimiento de estas situaciones, podrá solicitar ayuda verbalmente o por escrito en sus federaciones, poniéndose en contacto con la/el delegada/o de protección. En el caso de no tener esta figura disponible, elige quién puede ser la persona o personas que pudieran proteger a la víctima y que, además, pueda garantizar la confidencialidad de la información que le proporciones ya sea en forma de testimonio o pruebas que puedan ser aportadas para una intervención futura.

Si no sabes por dónde empezar, cuenta con el Servicio de Atención Psicológica y/o la Asesoría Jurídica de nuestra asociación.