El deporte tiene el poder de ser un motor de cambio social y un espacio donde se pueden romper estereotipos de género. Sin embargo, persiste una desigualdad estructural que afecta a mujeres y niñas en todos los niveles. Esta desigualdad se manifiesta en diferencias notables en competiciones, presupuestos, premios económicos y representación mediática. Por eso, la igualdad es la clave para el cambio en el deporte.
¿Por qué, en pleno siglo XXI, los deportes femeninos siguen recibiendo menos cobertura mediática que los masculinos? ¿Por qué siguen existiendo techos de cristal en cargos directivos de entidades deportivas? Estas preguntas deben ser respondidas con acciones concretas y no con discursos vacíos.
Las inversiones y estrategias adecuadas pueden marcar la diferencia. El fútbol catalán es un ejemplo claro de cómo la apuesta por la igualdad puede dar resultados. En la temporada 2017-18, había 10.245 licencias femeninas en fútbol y fútbol sala, cifra que ha aumentado hasta las 24.423 en la actualidad. Programas como ‘Orgullosa’ y ‘Tots som un equip’, con una inversión de 7,3 millones de euros en los últimos ocho años, han sido clave para este crecimiento. Sin embargo, a pesar de estos avances, la inversión en las categorías femeninas sigue siendo inferior a la de los equipos masculinos.
La representación de las mujeres en los cargos directivos de entidades deportivas sigue siendo escasa. Persisten techos de cristal que limitan su acceso a posiciones de liderazgo. No obstante, algunos deportes han impulsado iniciativas para revertir esta situación. En el balonmano, se ha diseñado un plan de igualdad con estrategias específicas en cinco áreas clave: organizativa, económica, deportiva, formativa y comunicativa. Entre sus acciones del área organizativa, se encuentra establecer una cuota mínima de mujeres en la Junta Directiva.
La falta de referentes femeninos también limita la participación de mujeres y niñas en el deporte. En el ajedrez catalán, la desigualdad es especialmente evidente: solo el 7% de las personas federadas son mujeres. La Federación Catalana de Ajedrez ha estado trabajando para aumentar el número de licencias femeninas, especialmente de las niñas y, de momento, ha logrado que en la categoría sub-8 este porcentaje aumente hasta el 15%. Para conseguir una federación más igualitaria han elaborado un Plan de Igualdad que implementarán durante los próximos 4 años.
El baloncesto también presenta cifras significativas gracias al programa #demanacanvi. Actualmente, el 36% de sus licencias corresponden a mujeres, con un total de 30.432 federadas en la temporada 2023-2024. Además, el número de entrenadoras ha crecido un 24,7% en el último año, alcanzando un 23% del total de entrenadores.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, el avance hacia la igualdad en el deporte se ve condicionado por la falta de un desarrollo reglamentario efectivo de la Ley del Deporte a nivel estatal. Esta ley, aprobada en 2022, aún no ha desarrollado el reglamento necesario para su aplicación práctica, lo que genera un vacío normativo que afecta a las federaciones autonómicas. Actualmente, el retraso en su implementación es de más de dos años. Sin sanciones claras ni un equipo de inspección con capacidad de hacer cumplir la normativa, el marco legislativo sigue dependiendo de una estructura obsoleta de hace tres décadas.
En el caso de Cataluña, la Ley del Deporte Catalán también enfrenta retos similares. Aunque se han promovido iniciativas para la igualdad y la inclusión, su implementación efectiva requiere de un mayor desarrollo normativo y un compromiso claro con la inspección y el cumplimiento de sanciones. Su aplicación sigue siendo insuficiente sin un marco sancionador claro y recursos suficientes para garantizar su cumplimiento.
Para lograr una igualdad real en el deporte, no basta con declaraciones de intenciones ni con acciones aisladas. Hace falta actuar con contundencia, diseñar proyectos de igualdad integrales y acelerar la transformación de una estructura desigual que lleva décadas sin ser cuestionada con la suficiente fuerza. Las medidas deben ser sistemáticas y estar orientadas a garantizar la participación femenina en todos los ámbitos deportivos, desde la base hasta los niveles profesionales y directivos.
Sabemos que plantear cambios estructurales en organizaciones deportivas genera resistencias. La negación del problema, la falta de recursos o la creencia de que «las mujeres no están tan interesadas en ciertos deportes» son argumentos recurrentes que ya no podemos aceptar. Estas creencias son excusas para no hacer nada. Para superarlas, necesitamos una estrategia sistemática, valiente y concreta.
Aún queda mucho camino por recorrer y es imprescindible seguir avanzando con firmeza y sobre todo, Garantizar la igualdad.
Marina Ponsa. Técnica Igualdad.