La situación ha llegado a un punto al que nunca se tendría que haber llegado. Creo que ha habido una falta de comunicación. Por parte de la federación ha habido una falta de atención a lo que estaban reclamando las jugadoras. Tanto es así que se han visto en la tesitura de comunicarlo abiertamente. El fútbol femenino ha pasado a ser profesional. Pero profesional con mayúsculas. Ya tenemos una liga femenina, unas muy buenas jugadoras y una selección a tener en cuenta en el panorama europeo.
Se ha tardado mucho en llegar a la profesionalización. Muchos años y muchas peleas. Pero, cuando lo ha hecho, ha llegado muy fuerte. Y ahora que estamos aquí… Ha ido demasiado rápido para la federación, que debe estar a la altura de las circunstancias. No estaba preparada para este salto. No creo que las jugadoras pidan cosas desmesuradas ni imposibles de conceder. Si de verdad apostamos por el fútbol femenino y queremos a una selección ganadora, lo normal será que la federación ponga todas las herramientas: el mejor cuerpo técnico y entrenador.
Por lo que dicen las jugadoras, la selección española se merece un preparador que también sea un gran profesional. Que tenga un currículo, que haya demostrado, que tenga algún título… Que esté a la altura de entrenar a un equipo nacional que tiene mucho que decir en el fútbol. Según ellas, se podría decir que Jorge Vilda no tiene el nivel que debería tener para entrenar a una selección. Ellas quieren ser un equipo ganador —y pueden serlo—. Tienen calidad para ello. Consideran que deben tener a un entrenador que esté en ese mismo nivel.
Con la norma en la mano, sí que podrían sancionar a las quince jugadoras que sacaron el comunicado. Y eso sería catastrófico. Si nos quedamos sin quince de las mejores… La selección se vería muy perjudicada. Faltan ocho meses para el Mundial.
También va más allá de lo que es el terreno puramente deportivo. Por el medio se han visto dañados egos personales. Hay una federación que no entiende la actitud de las jugadoras. Recomendaría que se sentasen en una mesa a dialogar. Creo que se puede llegar a una solución en la que todas las partes estén cómodas. Tienen que ceder un poco y hablar mucho. Pero hablar escuchando lo que se propone y las reivindicaciones. Primero, calma. Segundo, mucho diálogo.
Arantxa Uría es vicepresidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional.