Un mes más, nuestra presidenta escribe en El Correo. Este septiembre con la vuelta al mismo curso de siempre, la igualdad.
Brasil acaba de aprobar el mismo salario para mujeres y hombres en la selección de fútbol. Bolsonaro es el presidente. Seguimos sin calendarios de competiciones mientras la plana mayor del CSD se va a celebrar la final de la liga de campeonas. Sic.
…
Cuando sonaba el timbre, todo el colegio revoloteaba por los pasillos e irrumpía en el patio. Algunas con premura, se lanzaban a chutar algunos tiros a la portería antes que los chicos las echaran de «su» territorio. No ha pasado mucho desde entonces. Hasta hace unos meses, discutíamos de los usos de los patios de los colegios para que fueran más igualitarios en su reparto.
Para que los chicos, no asumieran ese territorio como suyo, alejándonos a las esquinas, dónde las chicas tuvimos que convivir con las ganas de tener todo ese espacio para crecer y marcar los mejores goles que dibujábamos en la cabeza.
El tiempo nos ha cambiado, y la pandemia también. Empezamos el curso tan atípico que tenemos que inventarnos cómo tratar la normalidad en ausencia de ella. Los patios, los centros e instalaciones deportivas siguen teniendo un abuso masculino. Las competiciones de los chicos empiezan… Las de las chicas se han ido aplazando. Y si no compites, no emites. No ganas. No cobras… Los juegos que nunca se celebraron y no sabemos si se van a celebrar. Mientras, seguimos en la esquina del patio. La del deseo y la incertidumbre. Y sin bocata.
El patio del colegio hoy se ha convertido en una liga de señores. Seguimos igual que cuando teníamos coletas. Esperando a que la igualdad pase. Y a este paso no vamos a jugar nunca en el mismo patio.
Las futbolistas tienen por fin, un convenio de mínimos. 16.000 brutos al año. ¿Mil euristas? Y felices de ser llamadas profesionales. Por ganar la liga, han recibido una prima de menos de 100 euros. Sic.
Messi se larga del Barça sin pagar esa cláusula de 700 millones. MariAjo Pons tendrá que acarrear una lesión de por vida y olvidarse del fútbol. Porque nadie va a hacerse cargo de su lesión. ¿Qué quieren que les diga? El patio del colegio se ha hecho más grande. Y nosotras seguimos contemplando la desigualdad.
Hablaba hoy con una amiga diputada, sobre la esquiva legalidad de ver a las mujeres que entrenan y compiten por la marca España y no cotizan ni a la seguridad social. A ver si después de la crisis del COVID19, aprovechamos para poner los patios de la igualdad. Que la radio y televisión públicas se repartan entre nosotras y ellos. Que las mujeres estemos en la toma de decisiones. Qué momento tan precioso de elecciones a las federaciones donde apenas vemos mujeres apostar por su dirección.
María Quintanal, nuestra única medalla olímpica femenina, de las dos que tenemos en tiro, se postula como presidenta y a los señores federativos no les sienta nada bien una mujer en el poder. Son ellos los que deciden el relevo, con años de pleitesía y favores a devolver.
Este curso, señoras, viene cargado de tiempos muertos.Así que más nos vale que bajemos al patio todas juntas y nos hagamos fuertes, o en cuanto nos quitemos la mascarilla, el covid nos habrá dejado la misma desigualdad, eso sí, despellejada de tanto alcohol.