Cada mes, nuestra presidenta escribe en EL CORREO, hablando de la actualidad de las mujeres en el deporte. Este coincide con la llegada de Irene Lozano al Consejo Superior de Deportes. Con un breve, Manual de persistencia para el CSD.
Bienvenida Irene.
Celebramos que seas tú y no un hombre el que esté al frente del CSD. Y ¡mira que había rumores.
Es que el deporte, además de rumores hay que ser transversal y tocar muchas palmas, palillos y competencias; Salud, migraciones, turismo, integración, infraestructuras, relaciones internacionales, drogas, egos y machismos. De ese hay mucho y aunque no está tipificado como una catalogación ministerial, lo cierto es que el deporte y las federaciones siguen siendo un territorio vetado a las mujeres. Sobre todo, en la toma de decisiones y en la de repartir el dinero.
No llegamos ni al 14% en puestos federativos y eso luego se nota en cómo se reparte el poder. Mira que te va a tocar dar un golpe en la mesa y encarrilar el convenio del fútbol femenino. Ya verás, oirás y podrás intuir que el dinero se huele en ese convenio. Estamos paradas desde hace más de un año esperando a ver cómo se reparten el botín.
Y mientras las mujeres estamos sin derechos, si cotizaciones, sin asistencia en caso de lesión. Sin muchas expectativas, desde hace… Desde hace, ¡puf!… Desde siempre.
Te va a tocar ser valiente y sacar pecho de la ignorancia deportiva. No hacerles caso a los sibilinos que te dirán que eso es así. Que las reglas son estas. Habrá que recordarles su incumplimiento sistémico de la ley de igualdad. Será conveniente releer el manual de resistencia para poder afrontar los señores federativos y sus reinos. Estamos en año Olímpico, donde muchas federaciones, con sólo dos mujeres de presidentas, querrán apostar por sacar más dinero sin marcar diferencia con el cambio climático o con la marca España. Pero no les preguntes por igualdad real.
Vamos a transformarnos. Hay que reescribir la ley del deporte. Y te tocará revisar los artículos del congelador y ver la fecha de caducidad. Porque algunos se han ido yendo sin el trabajo hecho desde hace décadas.
Hablarás con tu predecesora, con los que se quedan y los que vendrán y tendrás que cerrar el caleidoscopio de intereses, fortunas y deseos.
Hay mucha gente grande en el deporte, Irene. Mucha. Y el futuro deportivo debe diseñarse pensando en esa grandeza para poder afrontar los desafíos que tenemos que cumplir en este siglo XXI. Aquellas que hablan de alianzas y retos. De entender la agenda 2030 y rascar la corrupción para acabar con ella. Que en el deporte hayla.
Hay que rediseñar las ciudades para hacerlas sanas, integradoras y sostenibles. Y tener una mirada puesta en acabar con la precariedad del deporte. Tendrás largos encuentros con tu tocaya Irene, para hablar de igualdad y delitos sexuales en el deporte. Porque aquí, no estamos protegidas. Ni las mujeres ni los niños y niñas.
El deporte espera. Como espera esta sociedad, a graduarse en el siglo XXI. Como esperan los sueños de tantas horas entrenando, mientras la mirada cansada reposa sobre una nube solitaria en el cielo. Sonriamos al Olimpo. Es hora de enseñar nuestras proezas como seres humanos queriendo imitar a los dioses. Es tiempo de hermanamiento. Hora de valorar el trabajo incansable de tanto sacrificio.
En año Olímpico, y eso nos exige dar lo mejor de nosotras. Los dioses del Olimpo nos esperan.