Sí. Parece que ahora viene todo lo que hemos estado pidiendo estos meses de funciones. Parece que viene un convenio que sigue trabajando sobre mínimos, pero que ha conseguido desbloquear la breve huelga de las futbolistas con los señores de los clubes. La realidad ha cambiado. Han madurado. Ahora juegan en primera división y eso es otra liga. Ahora hay que ir a pescar a aguas mayores patrocinadores y aumentar esas ganancias paupérrimas para que las jugadoras se salten a la torera esa «parcialidad» de pretender que, con 20 horas a la semana, se entrena, se juega y se desplaza una a los campos a disputar encuentros. Todo por el módico precio de 16.000 euros. Ahora tendremos una seguridad… social. Y de aquí, podremos ir a otros deportes que sueñan con salir de la mísera precariedad de novela de Larzarilla y empezar a pagar alquileres y una vida resuelta.
Parece que sí. Que tendremos gobierno y podremos olvidar la pereza de las funciones y esos ere que ere que mataron al comendador del progreso. Porque son del pasado y no volverán. Fuenteovejuna ya no será corrupta. Y podremos mirar al frente, con unos nuevos presupuestos bajo el brazo que nos sacudan el montorismo y nos lleven a un país más soñado. Lleno de igualdad y repleto de democracia.
Se pondrán sus señorías entre escaños y polvorones a redactar esa ley del deporte donde la mujer sea protagonista y pueda campar con las mismas anchas que lo han hecho los señores este tiempo infinito. Quizá, vendrán políticas modernas que implementen presidencias bicéfalas en las federaciones, para que de repente, las mujeres tengamos el 50% de toda la toma de decisión y poder sobre cómo se gastan los dineros de los impuestos. Esos que sí que pagamos a pachas con los señores.
Esperemos que aparezcan los espacios para que podamos decidir qué, cómo, cuando y donde las políticas para las mujeres se implementen y que podamos asistir a una democracia que, como el deporte, nos llene de valores. Pero de los buenos. No de los que algunos esgrimen bajo amenazas de demandas a la RTVE por no querer hacerle el juego a los de Arabia. Mira que eres raro Rubiales. Ese ímpetu que has puesto en denunciar lo mal que te trata la televisión pública por no querer comprar los derechos de tu Supercopa. Nos hubiera gustado ver esa garra defendiendo que las mujeres ocupasen el espacio de los informativos al 50% con el fútbol masculino y con el resto de los deportes.
Porque ya puestos, podríamos tener una presidenta de la RFEF que ni se plantee ir a jugar a un país que no respetan los derechos humanos, donde las mujeres son ciudadanas sin derechos. Pero claro, poderoso caballero es un talón con muchos ceros. Y más si viene acompañado de viajes llenos de lujos orientales a cuerpo de emir.
Los cuentos de las mil y una noches ya nos los sabemos. Las artimañas de todos los Rubiales que se plantan una peluca de Sherezade y nos entretienen con milongas hasta un nuevo amanecer ya no nos interesan. Creo que las mujeres hemos entendido que el cuento es nuestro y hemos decidido ser protagonistas de hecho. Hemos visto que algunos señores no confían en nuestras capacidades para la gestión. Y nos importa un carajo. El cuento ha cambiado. Ya sabemos escribir nuestras crónicas y sabemos cómo ser heroínas. Y ahora, empieza todo. ¿No?