Nuestra presidenta sigue en El Correo como firma invitada. Este es el artículo del mes. Matar el relato.
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La ambición de tener un relato y un titular es lo que se lleva ahora. Vivimos la política del Instagram. Llevar semanas en unas vacaciones gubernamentales en funciones mientras seguimos prorrogando los presupuestos del PP es el tema del verano. Pero eso sí, el relato y lo que mola mi foto, es lo que te vendo.
Las palabras rimbombantes ya no nos gustan. Preferimos los compromisos de verdad y un poco de humildad. Estamos cansadas de grandes vacíos más allá de la gramática. Por mucho que nos vendan la moto, la aritmética no engaña. Ni la historia, ni la hemeroteca. Todo esto parece que se mueve, pero nada es más cierto que seguimos igual. De funciones y relatos. Sin una negociación seria.
Marear la perdiz. Aquí seguimos sin leyes deportivas. Sin convenios en el fútbol femeninos. Sin salarios ni igualdad real. Esa ley del 2007 que nos lleva a tanto postureo de pegatina y pocas políticas y acciones valientes.
Esta tarde ha llamado una periodista a la AMDP para preguntar qué me parecían las novedades de la primera división femenina. ¿Qué te han parecido a ti? Le he preguntado. Me lee sus notas… «Temporada ambiciosa… Soluciones pronto… Y además las chicas llevarán su nombre impreso en la camiseta» . Se para. Silencio al otro lado de la línea. «¡Es ridículo! Parece una tomadura de pelo.» Sí, he contestado. Es un relato estupendo. Vacío, pero estupendo como relato de postureo. Toca hacerse la foto.
Y a nosotras también nos toca hacer algo. Instamos a los gobiernos en funciones y a los que están operativos que nos expliquen su plan de igualdad. Son doce años de esquivar cuotas con relato. De contar milongas con programas que no nos llevan a ser profesionales ni a tener un salario para poder dejar el mostrador de las hamburguesas. Nos toca reflexionar como deportistas, como mujeres y como ciudadanas, si queremos seguir viviendo del aire o necesitamos algo más que bonitas palabras de postureo. Esa cuarta ola que iba a ser un tsunami, ha perdido fuerza en la inanición parlamentaria.
La violencia contra las mujeres, la que asesina cada semana a muchas y aboca a otras a mantener su relato de no escapar de su mísera vida. La ambición nuestra debe ser pequeña. Porque aquí todo el mundo quiere salir en la foto.
Nos sobra relato y nos falta compromiso y acciones. Valoren ustedes. Yo ya he elegido. Necesitamos tiempos de valentías y romper este juego pervertido en el que han convertido la democracia. Seguiremos escuchando noticias banales pero con foto. Prefiero actos reales. Y un futuro feminista que afronte la emergencia climática que tenemos encima.
Hay mucho que hacer para estar perdidos en debates de Twitter. La realidad apremia. Colorín colorado, el relato ha muerto.